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Entrevista: El futuro se mantiene poco esperanzador para la República Democrática del Congo |
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La oficina central está en Kinshasa y hay otras en más de una decena de ciudades en las provincias. RDC ha ocupado titulares por las oleadas de combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes del M23, que el año pasado desencadenaron en un desplazamiento masivo en las provincias del este de Kivu Norte y Kivu Sur. Ambas partes comenzaron las conversaciones de paz en diciembre en Uganda, pero la falta general de leyes y las luchas entre otros grupos siguieron obligando a la gente a huir de sus hogares. Háblenos de la situación en el este del país El este de Congo se mantiene, desafortunadamente, en una situación cambiante y volátil. Ha habido un poco de calma en Kivu Norte desde noviembre, cuando el M23 tomó la ciudad de Goma, capital de la provincia, días antes de retirarse y ponerse de acuerdo para unirse a las conversaciones de paz celebradas en Uganda en diciembre, pero por supuesto se ha dirigido mucha atención hacia las conversaciones de paz en Kampala. No han ido muy bien. Durante las últimas semanas hemos visto retornar a algunas personas a Kivu Norte, pero también hemos sido testigos de nuevos desplazamientos. Y mientras la situación dentro y en los alrededores de Goma, y quizás en el área de Rutshuru, ha estado relativamente en calma, tenemos una situación terrible en la región de Masisi, donde hemos visto nuevos conflictos entre los diferentes grupos. Hay alianzas y contra alianzas y por supuesto la población civil es la que está pagando el precio más alto. El mayor inconveniente para nosotros es que tenemos muy poco o ningún acceso, por lo que es muy difícil saber realmente la situación en la que se encuentra la gente. Sabemos que viven en condiciones muy precarias, pero para nosotros es muy difícil acceder a ellos. Con el presupuesto especial que hemos solicitado nos centraremos en la situación de desplazamiento en aumento en Kivu Norte. A comienzos de esta semana ACNUR lanzó un llamamiento de 70 millones de dólares extra para cubrir sus operaciones de ayuda a los desplazados y retornados en las regiones de los Grandes Lagos, que incluye 22,6 millones de dólares para la República Democrática del Congo, por supuesto. Pero queremos destinar un 25% del presupuesto a áreas más difíciles, como Masisi, y de esta forma ver si nuestras operaciones pueden tener un mayor impacto allí. Hemos estado trabajando para aumentar la capacidad de los actuales asentamientos para desplazados internos, que han crecido dramáticamente durante los últimos meses, particularmente el campo de Mugunga III (cerca de Goma), donde tuvimos que aumentar en 36.400 metros cuadrados el área de alojamientos. Hemos conseguido instalar un gran número de refugios de emergencia para intentar acomodar a todas las familias que seguían alojadas en hangares, escuelas o lugares similares. Hemos logrado traer abundantes cantidades de material adicional para los refugios y ahora reforzaremos el programa de alojamiento de emergencia, que está dirigido a ayudar a unas 47.000 familias. También estamos valorando con otras agencias cómo podemos mejorar la prestación de servicios en todos los asentamientos. Estamos estudiando formalmente la activación del grupo de trabajo, liderado por ACNUR, para la coordinación y gestión de los campamentos (CCCM por sus siglas en inglés), pero queremos evitar hacer una distinción entre los asentamientos espontáneos y los habitualmente denominados “campos CCCM”. El objetivo de crear este grupo de trabajo no es convertir a los desplazados internos en estos asentamientos en un colectivo privilegiado, si no reconocer que los campamentos traen consigo problemas específicos que tienen que ser atendidos. El criterio de asistencia individual será el de vulnerabilidad, que será el mismo que se aplique a las familias de acogida, que han visto también cómo menguaban sus recursos. Por lo tanto, hay que considerar la necesidad de dar atención especial a los grupos de personas en asentamientos y campamentos, no sólo en Kivu Norte, sino también en otras provincias donde se ha producido un desplazamiento prolongado, como es el caso de la provincia de Orientale, o cuando hay una crisis en ciernes, como en Katanga. ¿Cuántos campos hay en Kivu Norte? ¿Tiene ACNUR acceso a todos ellos? Hay 31 campamentos en Kivu Norte coordinados por el grupo de trabajo CCCM, que agrupa a organizaciones de la ONU y a otras agencias humanitarias como la Organización Internacional para las Migraciones, y que proporciona refugio a unas 115.000 personas. Nosotros mismos podemos acceder a un tercio de ellas aproximadamente. Recibimos noticias de otros desplazados gracias a las visitas periódicas de nuestros socios ejecutores. Algunos de los campos se han cerrado, y otros se han reabierto. Hay un ejercicio en curso para evaluar la situación en cada uno de estos asentamientos así como en los nuevos asentamientos espontáneos, que son unos 15. ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta ACNUR en las provincias del este? El principal reto, aparte de ser capaces de proteger y asistir a los desplazados internos, es la accesibilidad. Si tuviésemos un acceso sin obstáculos, creo que sería un gran paso y nos ayudaría a mejorar nuestro trabajo. La financiación también es un reto. Estamos muy contentos de poder contar con este presupuesto suplementario. Mencionó anteriormente que se está produciendo una nueva crisis en Katanga. ¿Puede decirnos algo más? Es uno de los lugares olvidados. Tuvimos un significativo aumento en el número de desplazados, pasando de 65.000 desplazados internos a comienzos de 2012 a 315.000, de acuerdo con las cifras de la OCHA (Oficina de las Naciones Unidas Para la Coordinación de Asuntos Humanitarios), que creemos que tiran por lo alto. Hay una crisis crónica dentro y en los alrededores de Kalemie, en el Lago Tanganyika, y luego tenemos el llamado “triángulo de la muerte”, es decir Manono, Mitwaba y Pweto. Ahí es donde el grupo Mai Mai Gedeon está operando. Han estado moviéndose hacia Pweto, donde se han producido nuevos desplazamientos. Es un grupo independiente que lucha por la independencia de Katanga. Otras operaciones de ACNUR en la RDC tienden a quedar en la sombra por lo que está pasando en el este. Háblenos sobre otros trabajos importantes de ACNUR en el país. Creo que nuestro mayor éxito ha sido la operación de retorno de los refugiados congoleños a sus hogares en la provincia de Equateur, desde el país vecino, República del Congo, donde buscaron refugio en su momento. Hemos superado el récord de 50.000 retornos y aún estamos a mitad de camino. En términos globales había entre unas 115.000 a 120.000 personas refugiadas, pero por supuesto no todas querían retornar. ACNUR lanzó el pasado mes de mayo un programa de retorno voluntario desde la República del Congo a través del Río Oubangui, utilizando embarcaciones para repatriar a las personas que huyeron de las luchas entre étnias. También ha habido novedades desde la República Centroafricana a causa de los enfrentamientos entre el gobierno y las fuerzas rebeldes allí. Hemos visto mucho movimiento de refugiados centroafricanos de ida y vuelta a través de la frontera en los últimos tiempos. Las cifras han aumentado y ahora tenemos acceso a más de 16.000 refugiados en el norte de la República Democrática del Congo. Si me hubieras hecho esta pregunta hace unas semanas te hubiera dicho que no. Pero recientemente se han vuelto más activos y han causado algunos desplazamientos, irónicamente desde la RDC hacia República Centroafricana. También hemos visto desplazamientos entre Sudán del Sur y la provincia de Orientale, en RDC. ¿Qué puede contarnos sobre el persistente problema de la violencia sexual en RDC? Es uno de los temas más graves y complejos al que nos enfrentamos. Durante los ataques del pasado mes de noviembre, se cometieron de nuevo graves abusos y, desafortunadamente, estuvieron involucradas todas las partes en conflicto. Ya se han abierto investigaciones, sobre todo en relación a lo ocurrido en la provincia de Minova, en Kivu Sur, donde decenas de mujeres fueron violadas en la ciudad durante los combates a finales del año pasado. Tenemos nuestros mecanismos de evaluación e información, pero nuestro principal reto es cómo actuar con las víctimas y llevar los casos ante la justicia. Podemos identificar a las víctimas y, básicamente, determinar cuantos casos ha habido y quién los ha perpetrado, pero cuando hablamos de llevar a los culpables ante la justicia, éstos han sido ignorados mucho tiempo. Hay algunos programas para ayudar a víctimas de violencia sexual, pero no son suficientes. ¿Qué debería estar haciendo la comunidad internacional? > Donaciones para la emergencia en RDC: www.eacnur.org |